ALTERAR LOS MARES

La luna altera los mares, y ella no se da cuenta

El viento sopla sobre las flores, aunque este no sienta su aroma

Difícil resumir lo que tú fuiste para mí aquel otoño: una creciente corriente […] que poco a poco comenzó a alterar mis mares, mis flores.

Mis razones han resonado en un espejo tuyo. Como en aquella vez cuando me dijiste que llorabas y andabas vestida de bata todo el día en casa. Cuando estabas atascada entre la angustia… sentía dolor y deseaba haber estado ahí.

Por otro lado, me he alegrado cuando traías buenas noticias. Me hubiera gustado preguntarte tu día, tus cosas. Pero eran preguntas triviales, y tú tenías tus ritmos, tus espacios.

Estrada fechada. Desvario no caminho sem final. Caravana de planetas no teu olhar.

Recuerdo. La oscuridad de tus ojos. Tu pelo. Incluso con esas pocas canas de edad plateada. Aún me acuerdo de la vez que fuimos a beber algo cerca al río, y tus pies vestían unos zapatos negros de charol, tenías un vestido amarillo y un blazer negro ligero que completaba tu silueta. O cuando vestías una falda larga y verde la primera vez que quedamos desde que me mudé a la ciudad. O en la ocasión que nos encontramos por accidente tras la charla de un escritor, y estabas con un peinado diferente y con un carmín en los labios. Te vi con detalles como si fuera ayer.

Te derramé mi lado izquierdo del pecho en aquel otoño. Dejé salir unos pájaros que habían estado encerrados y necesitaban estirar sus alas. Te dije que estos pájaros dan unas vueltas por el aire y regresan… y cantan por si es que un día quieres que canten y vuelen con los tuyos.

Espero seguir siendo un hombre aéreo de pies firmes. Alguien sin agobio ni desesperación en lo imposible, y con el brillo de un fuego que arde lentamente imitando una estrella para hacer lo posible.

Me marché por un buen tiempo por motivos que conoces. Ya sabes que hubiera querido saber aún de ti…