AGOSTO
- mirandaraziel
- Aug 16, 2023
- 2 min read

El Sol
Leve, ingrávida, apenas,
la sandalia. Pisadas
sin carne. Diosa sola,
demanda a un mundo planta
para su cuerpo, arriba
solar. No cabellera
digáis; cabello ardiente.
Decid sandalia, leve
pisada; decid solo,
no tierra, grama dulce
que cruje a ese destello,
tan suave cuando la pisa.
Sombra del Paraíso
Esta noche, cóncava y desligada,
no existe más que como existen las horas,
como el tiempo, que pliega
lentamente sus silenciosas capas de ceniza,
borrando la dicha de los ojos, los pechos y las manso,
y hasta aquel silencioso calor
que dejara en los labios el rumor de los besos.
Por eso yo no veo, como no mira nadie,
esa presente bóveda nocturna,
vacío reparador de la muerte no esquiva,
inmensa, invasora realidad intangible
que ha deslizado cautelosa
su hermético oleaje de plomo ajustadísimo.
Otro mar muerto, bello,
abajo acaba de asfixiarse. Unos labios
inmensos cesaron de latir, y en sus bordes
aún se ve deshacerse un aliento, una espuma.
Agosto
Plantada, la noche existe.
Vientos de mar sin esfuerzo.
Cuajante, estrellas resulta
-signos de amor- y luceros.
Luceros, noche, centellas
se ven partirse del cuerpo.
La noche tiene sentidos.
¿Qué buscas? Se te ven bellos
desplantes a solas; alzas
tu forma, cristales negros,
que chocan de fe y de luces
contra las brisas, enteros.
Rotunda afirmas la vida
tuya, noche, aquí en secreto:
secreto que está callado
porque el mundo entero es ciego:
que tú lo gritas, la noche,
te vendes, ¡te das!, en sueltos
ademanes sin frontera
para los ojos abiertos.

Retrato
Sobre la pista
te deslizas
haciendo un 8 elegante,
con una sonrisa.
¡La muerte!: profunda
palabra, y, más elegante, giras
en una curva graciosa
y dulce, y platicas
desde la baranda, un momento,
con una amiga.
Y piensas: ¡la muerte!
y, a solas, ¡la vida!,
y te entristeces y tu 8
se amplía,
y en la curva dudas
para resolverte en una
pirueta nueva y atrevida.
Y los demás contemplan
con sus ojos atónitos
nuevas gracias
y nuevas pensadoras sonrisas
con que entreabres los labios
sobre todas las cosas de la
pista
y de la vida.
Poderío de la Noche
El sol cansado de vibrar en los cielos
resbala lentamente en los bordes de la tierra,
mientras su gran ala fugitiva
se arrastra todavía con el delirio de la luz,
iluminando la vacía prematura tristeza.
Labios volantes, aves que suplican al día
su perduración frente a la vasta noche amenazante,
surcan un cielo que pálidamente se irisa
borrándose ligero hacia lo oscuro.
Un mar, pareja de aquella larguísima ala de luz,
bate su color azulado
abiertamente, cálidamente aún,
con todas sus vivas plumas extendidas.
¿Qué coyuntura, qué vena, qué plumón estirado
como un pecho tendido a la postrera caricia del sol
alza sus espumas besadas,
su amontonado corazón espumoso,
sus ondas levantadas
que invadirán la tierra en una última búsqueda de la luz
escapándose?
Yo sé cuan vasta soledad en las playas,
que vacía presencia de un cielo aún no estrellado,
vela cóncavamente sobre el titánico esfuerzo,
sobre la estéril lucha de la espuma y la sombra.
El lejano horizonte, tan infinitamente solo
como un hombre en la muerte,
envía su vacío, resonancia de un cielo
donde la luna anuncia su nada ensordecida.

Antología Total. Vicente Aleixandre. Versos retirados de un ejemplar gastado encontrado en una biblioteca imrpovisada de un hotel que estuvo en mis brazos mientras veraneaba. Por el amor al sol, la noche, la luna y la mar.
Comments